> Miguel Garví, escritor: CARTA ABIERTA A UN POLICÍA, A UN PRESIDENTE, A UN AMIGO

lunes, 13 de septiembre de 2021

CARTA ABIERTA A UN POLICÍA, A UN PRESIDENTE, A UN AMIGO

Querido Luis:  próximamente se cumplirá dos años del fatal desenlace en tu lucha contra la enfermedad. No era de bien dejar pasar más tiempo sin terminar de escribir esta carta que permanecía en el fondo de un cajón, lugar donde guardo aquello que no quiero acabar, pues parece como que todo volverá a ser como antes. No es así y lo sé. Por eso, cuando hace unos días el ayuntamiento de Albacete, por medio de su alcalde D. Emilio Sáez, descubrió una placa en la puerta del lugar que ocupa la presidencia de la plaza de toros de Albacete, a la que acudió, como no podía ser de otra forma, tu viuda, Cecilia y como no, tus compañeros de presidencia, Joaquín Coy y Genoveva Armero. 


Fue corta nuestra amistad, a penas unos años, pero los suficientes para confraternizar. Nos presentó un amigo común, Manuel Cebrián Abellán. Por aquellos días yo andaba buscando una persona que presentase mi última novela, La Condesa viuda de los Falallones y Manolo, que ejercería de maestro de ceremonia me dijo, «pídeselo a Luis, seguro que le gusta e incluso le apetece». Efectivamente, se lo dije y quedó encantado con la idea. Le hice llegar un ejemplar dedicado, como era lógico, para que tuviese conocimiento de la obra literaria. Su misión sería hablar de lo que más conocía, el mundo de la policía, dado que esta novela era del genero policíaco.  A los pocos días me llamaste para decirme que te habían detectado una enfermedad y que no podrías estar en Albacete el día de la presentación. 

Fueron luego meses de altibajos en la enfermedad y tuvimos ocasión de reunirnos alguna vez. En una de ellas me propusiste que asistiera a una reunión con el Rotary Club de Albacete, del que ocupabas un alto cargo. Yo, sinceramente, no me veía tan importante como para asistir a esa cenas y lo fuimos posponiendo en tanto conseguías convencerme para ir. No fue posible. La muerte te llevó cuando más convencido estabas que podrías vencerla. 


Hoy, de nuevo, es feria en Albacete. Tenemos toros y tú deberías estar ocupando el asiento de presidente de la plaza, la tarde que te correspondiese. Pero ya no volverás, al menos tal y como te conocimos. Sin embargo, tu espíritu estará todas las tardes en la plaza y en comisaría con tus compañeros.

Fuiste un hombre bueno, cabal y recto. Aportaste a la plaza de toros de Albacete, no un grano de arena, sino una piedra, para dignificar la fiesta y darle a la plaza, una plaza de segunda, la impronta de una plaza de primera desde la seriedad del palco, junto a tus compañeros Joaquín Coy, Eutimio Candel, Genoveva Armero y los delegados gubernativos en el callejón, como Ramiro Fernández, también fallecido recientemente y demasiado joven. 

También, fuiste un gran policía y dejaste amigos en comisaría que te recuerdan con cariño. Alcanzaste la categoría de inspector-jefe y tu paso por las diferentes brigadas es recordado. 


Descansa en paz, Luis y seguro que nos volveremos a encontrar algún día.




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