> Miguel Garví, escritor: MÁS ALTO, Y MÁS CLARO

miércoles, 14 de enero de 2015

MÁS ALTO, Y MÁS CLARO



Rezuma envidia ver por televisión las imágenes del acto protocolario oficial del entierro de los tres policías, muertos en acto de servicio, por unos terroristas yihadistas, en Paris, los días 7 y 8 de Enero. El acto se desarrolla en el patio central de la Prefectura de la Policía en la Capital. A él asiste en primera fila el Presidente de la República, François Hollande, acompañado de su primer ministro Manuel Valls, junto con los ministros de Defensa, Exteriores e Interior. Es el propio Hollande quien impone la Legión de Honor, máxima condecoración de la República, a los fallecidos y sobre sus ataúdes, al tiempo que consuela a los familiares de las víctimas. El Presidente no ha querido delegar en nadie esta dolorosa tarea. Podría haberlo hecho sobre su Primer Ministro, o sobre el Ministro del Interior o incluso sobre los hombros del director general de la Sûreté Nationale, pero no. Ha querido ser él, el que diese la cara y agradeciese de esa forma, el que esa mujer y esos dos hombres, hubiesen dado la vida por la libertad de los franceses: “Si Francia está de pie, es porque cayeron policías”, dijo Hollande.
François Hollande impone la Legión de Honor
sobre el féretro de uno de los policías asesinados

No hace demasiados días, aquí en España, moría otro policía, víctima de un delincuente común, que lo arrojó a las vías del metropolitano de Madrid. Da igual que el asesino fuese un delincuente común que un terrorista yihadista. A este hombre también se le rindieron honores en el complejo policial de Canillas, en Madrid. Pero solo el Director General de la Policía, señor Cosidó, asistió al acto e impuso la correspondiente medalla, en este caso la de Oro al Mérito Policial, al funcionario asesinado. ¿Por qué razón se apartó al Jefe del Estado Español, su majestad el rey Felipe VI de este acto? ¿Por qué no dio la cara el Presidente del Gobierno, señor Rajoy? ¿Y el Ministro del Interior, donde estaba? Sinceramente lo ignoro y tampoco quiero en este momento averiguarlo, tiempo habrá para ello.
Se quejaban y no sin razón, los representantes sindicales de la policía, sobre la frialdad del acto. Yo no estuve allí, nadie me invitó, como es lógico por otra parte, solo soy un ciudadano cualquiera. Sí que he tenido ocasión de oír y leer de algún funcionario de policía sobre el respaldo de la sociedad para con su trabajo. Cierto es que determinados sectores de la sociedad política española actual, dejan más sombras que luces sobre los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.  En general la sociedad española respalda mayoritariamente a su policía y agradece el esfuerzo diario y anónimo que realizan. Reclaman, sin embargo, y en eso estoy con ellos a muerte, que deberíamos hacerlo más alto y sobre todo más claro. Reclamaban, y no sin razón, la deferencia o detalle, que era gratuito, de haber ordenado que la bandera de España ondease a media asta en todos los acuartelamientos y comisarías de España.

Necesito en este momento meter una cuña, y es que no me parece bien como se organizan estos actos oficiales en España, pero no solamente los hechos luctuosos, si no también, los festivos. Parece que es obligado hacerlo en sitios cerrados, donde nadie que no haya sido previamente invitado, pueda asistir a estos solemnes actos. ¿Por qué los ciudadanos de a pie, los honrados hombres y mujeres no podemos acercarnos a ellos en esos momentos?, algo debería empezar a cambiar ya en este Pais.

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