Rezuma
envidia ver por televisión las imágenes del acto protocolario oficial del
entierro de los tres policías, muertos en acto de servicio, por unos
terroristas yihadistas, en Paris, los días 7 y 8 de Enero. El acto se
desarrolla en el patio central de la Prefectura de la Policía en la Capital. A
él asiste en primera fila el Presidente de la República, François Hollande,
acompañado de su primer ministro Manuel Valls, junto con los ministros de
Defensa, Exteriores e Interior. Es el propio Hollande quien impone la Legión de
Honor, máxima condecoración de la República, a los fallecidos y sobre sus
ataúdes, al tiempo que consuela a los familiares de las víctimas. El Presidente
no ha querido delegar en nadie esta dolorosa tarea. Podría haberlo hecho sobre
su Primer Ministro, o sobre el Ministro del Interior o incluso sobre los
hombros del director general de la Sûreté Nationale, pero no. Ha querido ser
él, el que diese la cara y agradeciese de esa forma, el que esa mujer y esos
dos hombres, hubiesen dado la vida por la libertad de los franceses: “Si
Francia está de pie, es porque cayeron policías”, dijo Hollande.
François Hollande impone la Legión de Honor sobre el féretro de uno de los policías asesinados |
No
hace demasiados días, aquí en España, moría otro policía, víctima de un
delincuente común, que lo arrojó a las vías del metropolitano de Madrid. Da igual
que el asesino fuese un delincuente común que un terrorista yihadista. A este
hombre también se le rindieron honores en el complejo policial de Canillas, en
Madrid. Pero solo el Director General de la Policía, señor Cosidó, asistió al
acto e impuso la correspondiente medalla, en este caso la de Oro al Mérito
Policial, al funcionario asesinado. ¿Por qué razón se apartó al Jefe del Estado
Español, su majestad el rey Felipe VI de este acto? ¿Por qué no dio la cara el
Presidente del Gobierno, señor Rajoy? ¿Y el Ministro del Interior, donde
estaba? Sinceramente lo ignoro y tampoco quiero en este momento averiguarlo,
tiempo habrá para ello.
Se
quejaban y no sin razón, los representantes sindicales de la policía, sobre la
frialdad del acto. Yo no estuve allí, nadie me invitó, como es lógico por otra
parte, solo soy un ciudadano cualquiera. Sí que he tenido ocasión de oír y leer
de algún funcionario de policía sobre el respaldo de la sociedad para con su
trabajo. Cierto es que determinados sectores de la sociedad política española
actual, dejan más sombras que luces sobre los cuerpos y fuerzas de seguridad
del Estado. En general la sociedad
española respalda mayoritariamente a su policía y agradece el esfuerzo diario y
anónimo que realizan. Reclaman, sin embargo, y en eso estoy con ellos a muerte,
que deberíamos hacerlo más alto y sobre todo más claro. Reclamaban, y no sin
razón, la deferencia o detalle, que era gratuito, de haber ordenado que la
bandera de España ondease a media asta en todos los acuartelamientos y
comisarías de España.
Necesito
en este momento meter una cuña, y es que no me parece bien como se organizan
estos actos oficiales en España, pero no solamente los hechos luctuosos, si no
también, los festivos. Parece que es obligado hacerlo en sitios cerrados, donde
nadie que no haya sido previamente invitado, pueda asistir a estos solemnes
actos. ¿Por qué los ciudadanos de a pie, los honrados hombres y mujeres no
podemos acercarnos a ellos en esos momentos?, algo debería empezar a cambiar ya
en este Pais.
No hay comentarios:
Publicar un comentario