> Miguel Garví, escritor: CUESTIÓN DE FELICIDAD

viernes, 23 de septiembre de 2016

CUESTIÓN DE FELICIDAD


  
Foto tomada de la página +QUEALBA


Ha terminado la Feria. ¡Por fin! Es indudable que me estoy haciendo mayor. Cuando tenía 18 años y poco dinero en el bolsillo, adoraba la Feria, me encantaban las tardes de coches de choque, la noria y si el presupuesto era administrado correctamente, hasta un vino dulce en el puesto de la borriquilla pisado la uva; y éramos felices.

Vengo a escribir esto a propósito de una publicación en el día de hoy que hace referencia a la concentración de 10.000 personas en los ejidos de la plaza de toros. Dedicados exclusivamente a beber, pues hablar es imposible por el ruido, tal vez algún wasap, si la cosa es importante. Se mueven pisando botella de plástico, botes de cerveza, cristales rotos de botellas de alcohol… y a partir de una determinada hora, que algunos ya la perdieron, hasta pisan sus, digámoslo finamente, sus propios fluidos. Se molestan unos a otros y surgen las peleas y hacen daño al resto, porque existe un resto, donde me encuentro yo y otras miles de personas, sin duda más que ellos y tenemos que sufrir sus atropellos, sus malos modos, la rotura de espejos retrovisores, pintadas, papeleras que vuelan, esas que no tienen culpa de nada, solo que alguien las puso allí y además cumplen su función.
Foto tomada de la página de +QUEALBA

Cuando contemplas el dantesco espectáculo piensas, ¿de verdad que si fuesen felices, irían molestando a los demás? Estoy seguro de que no son felices. Una persona feliz tiene otro estilo y otra forma de vida. Por mucho que las autoridades les allanen el camino, que se lo allanan, para tenerlos aborregados con una copa de alcohol en la mano y moviendo el cuerpo al ritmo de una música machacona, pasada de decibelios y pocos muebles en la azotea.

Señor alcalde, con lo que costó erradicar el botellón, y si no,  pregunte a sus municipales y sobre todo a la Policía Nacional y viene usted y autoriza 5 botellones, es decir, un día sí y otro no, y el que no es también sí, pues se hace de forma encubierta. Pero, aún si quiere, podemos ahondar más y ver la posibilidad sobre la legalidad de esos botellones autorizados desde el Ayuntamiento contraviniendo la ordenanza municipal en vigor. No soy abogado y de momento la legalidad la vamos a dejar aquí, pero solo de momento.
Una persona feliz, se da cuenta de que está siendo manipulada y no se deja, por tanto, vuelvo a afirmar que esta juventud, la que más oportunidades ha tenido, la que más medios ha disfrutado, no es feliz y yo al final tampoco lo soy, pues esos, que no me dejaron dormir en Feria, son los que me tienen que pagar la pensión.

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