Hace
un par de días saltaba la noticia en la prensa nacional, para dar cuenta de que
Edimburgo, la bella ciudad de Escocia, creaba un barrio dedicado a la
literatura.
El
ayuntamiento de la Ciudad era el promotor de esta loable iniciativa y pensaba
dedicar la bonita suma de 3 millones de Libras, al cambio casi 4 millones de
Euros, una cifra nada despreciable. Se marcan un tiempo de 3 años para llevar a
cabo esta inversión, que así lo es, y no un gasto, quizás como se vería por
estos lares.
Uno de los barrios de Edimburgo |
Hasta
aquí la noticia de alcance. Investigando en la mayor fuente de información,
como es internet, descubro, no lo sabía, que también Granada, si Granada,
España, fue nombrada ciudad de la literatura por la UNESCO, con fecha reciente
del 1 de Diciembre de 2014. Es la única ciudad de habla hispana que tiene este
galardón, Se asimila a ella Bilbao con un reconocimiento parecido como lo es en
el ámbito del diseño.
Centro de Praga |
Este
nombramiento de privilegio lo obtuvieron también, Praga, Dunedin y Heidelberg,
que se unen a las ya existentes, Dublín, Cracovia, Edimburgo, Reykjavik, Iowa, Melbourne
y Norwich.
Esta
es la noticia y su pequeña historia. Viene, ahora, la reflexión de por qué
ocurren estas cosas. Granada, junto con esas ciudades nombradas, poseen un
vasto patrimonio cultural y artístico. Conozco personalmente alguna de estas
ciudades y puedo dar fe de las maravillas que encierran. Decía que podrían
conformarse con lo que tienen y vivir de ello, pero no han querido acomodarse y
se han sumergido en un mar de burocracia, viajes, entrevistas y sobre todo
esfuerzo y ponerse a trabajar, arriesgando valor y dinero sin tener la
seguridad de conseguir el galardón. Era una inversión y no un gasto, y ahí está
el resultado. ¡Qué envidia!
Vista panorámica de Heidelberg |
Bajando
unos cuantos escalones, veo, también, una página de internet relacionada con la
noticia en la cual se lanza una pregunta: ¿Qué barrio de tu ciudad, lo
dedicarías a la literatura? Me quedo estupefacto, parado, sin respuesta. Te
pones a pensar y tras un buen rato, llegas a la conclusión de que ninguno. Intento
reaccionar y no consigo hacerme a la idea de ver ese barrio. ¿Cómo es posible
tal cosa? Una ciudad capital de provincia, la más poblada de una región menor,
no es que no tenga ese barrio, es que cuesta imaginarlo, aunque sea en la
ficción.
No
me quiera tomar el lector por una persona atrevida, petulante, irresponsable…
¿Cómo se me iba a ocurrir a mí, instar al Ayuntamiento a que iniciase esos trámites? Jamás lo pensaría, pero déjeme el lector la osadía de soñar con que
Albacete un día fuese referencia en la literatura nacional, que hubiese un
ambiente literario, certámenes, exposiciones, disponer de una zona donde ver
libros y novedades editoriales y sobre todo un amplio espacio donde poder leer
tranquilamente.
Y
como no podía ser de otra forma cierro literariamente con una frase de Pedro
Calderón de la Barca, “¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es
pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.
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