Querido convecino: No nos conocemos, pero tu perro se orina todos los días en la puerta de mi casa. Estoy convencido de que tu perro no lo hace a propósito. Camináis por la acera, con la cuerda larga, tu distraído mirando la pantalla de tu móvil y tu perro como un niño mal criado, campa por sus respetos, pues no has tenido tiempo de educarlo, era necesario dedicar más tiempo al móvil que a la mascota, pensabas que con comprarla era suficiente, quizás sacarla a pasear y todo resuelto.
Estoy convencido de que no
te has dado ni cuenta de que tu perro se ha vuelto a mear en la bonita puerta
de mi casa. Porque si te hubieses dado cuenta serías un mal educado y un
incívico, y tú, mi querido convecino no eres mal educado ni incívico, ¿verdad?
Simplemente eres distraído, pero no al punto de que tu perro no se mee en tu
puerta, solo en la mía.
Te vuelvo a repetir que no
eres mal vecino, pero desconoces, lo que dicen las Ordenanzas Municipales del
Ayuntamiento de Albacete, rezan así: “está prohibido que los perros orinen
sobre las fachadas de los edificios”.
Así pues, espero que mañana
tu perro no vuelva a orinar sobre la fachada de mi edificio, porque si lo hace,
ya no te consideraré un buen vecino, serás un mal vecino y además incívico y
caerá sobre ti el peso de la ley, metiéndote la mano en tu bolsillo, ya que tu
perro y tú, no sois capaces de respetar la Ley.
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