> Miguel Garví, escritor: HOY ENTREVISTA CON ELOY M. CEBRIAN

lunes, 15 de agosto de 2016

HOY ENTREVISTA CON ELOY M. CEBRIAN




Eloy Miguel Cebrián Burgos, estamos sin duda ante uno de los escritores más prolíficos y más laureados. Nacido en Albacete en  1963, se licenció en Filología y es profesor en un instituto de Albacete.

 Su actividad literaria abarca la novela para adultos y la narrativa juvenil. Para los jóvenes ha escrito Bajo la fría luz de octubre (Premio Jaén), Bucéfalo, memorias del caballo de Alejandro, Operación Beowulf y ¿Por qué se fastidia todo al cumplir los 17? En cuanto a su producción para adultos, destacan las novelas El fotógrafo que hacía belenes (Premio Francisco Umbral), Los fantasmas de Edimburgo, Madrid, 1605 (escrita en colaboración con Francisco Mendoza), y su continuación, Madrid, 1616. Su última novela es El juego de los muertos, una historia de género fantástico en torno al mundo del espiritismo. Como autor de narrativa breve ha recibido numerosos galardones. Sus relatos se han recogido en los libros Las luciérnagas y 20 cuentos más y Comunión, y figuran en importantes antologías del relato español contemporáneo. Sus colaboraciones semanales en prensa han aparecido recopiladas en los dos volúmenes de La Ley de Murphy. Es, además, traductor literario ocasional y desde el 2000 codirige la revista de creación literaria El Problema de Yorick.
 
Ha sido un detalle el hacerme un hueco entre su labor docente y su actividad literaria para contestar algunas preguntas que, seguro, serán de interés para sus lectores.



¿Dónde vas a buscar tus historias, dónde te inspiras?

R: Es difícil responder a eso. Tendría que buscar la respuesta libro por libro, historia por historia. En general, busco inspiración en la vida, en lo que me rodea, en la experiencia, en la observación, en la memoria. También, por supuesto, en libros leídos, en la prensa, en historias oídas por la radio (escucho mucho la radio) o la televisión. La propia vida y las vidas ajenas están llenas de historias que se pueden convertir en literatura. Parte del aprendizaje del trabajo de escribir consiste en aprender a reconocer una buena historia en potencia cuando uno se la topa. Hay que procurar estar atento para que no se escape ninguna. Un narrador tiene algo de espía.

¿Cómo y dónde se deben de leer tus libros?

R: Uf. Eso depende de cada cual. Bastante trabajo supone atraer a un lector a uno de tus libros como para encima dictarle cómo y cuándo debe leerlo. Los libros no deben venir con folleto de instrucciones. Si acaso, yo recomiendo un lugar cómodo y bien iluminado. El cuarto de baño también puede ser un estupendo lugar de lectura. Tengo un par de libros de artículos que siempre recomiendo dejar junto a la taza del váter, porque la lectura de cada artículo no lleva más de tres o cuatro minutos.

¿Tus historias tienen un trasfondo social? O por el contrario ¿Te gusta crear el fondo de la historia?

R: Depende de lo que se entienda por un trasfondo social. En el caso de “Bajo la fría luz de octubre” sí que había un fondo histórico y social concreto (la ciudad de Albacete en los años de la guerra civil y la posguerra). Lo que está claro es que cualquier historia necesita un escenario bien definido para que resulte verosímil a los lectores. Yo procuro trabajar estos escenarios lo mejor posible. La verosimilitud en literatura está en los detalles.

Tus personajes cobran vida. ¿Te llegan a influir, de alguna manera, en tu vida personal?

R: Mientras escribe, uno nota si los personajes han cobrado vida o si son únicamente un montón de palabras inertes. Si ocurre lo segundo, mal asunto, porque los lectores nunca se identificarán con un personaje al que no has logrado insuflar vida y realidad. En cuanto si han llegado a influir en mí, yo diría más bien lo contrario. Como todos los escritores, construyo a mis personajes con trozos de mí mismo, por lo tanto soy yo quien influyo en ellos, aunque a veces trate de disimularlo a toda costa.

¿Y después del último libro, qué proyectos hay?

R: Siempre hay otros libros en el horizonte. Procuro aprovechar mis períodos vacacionales para emprender proyectos nuevos, como ocurre ahora mismo. Estoy con una nueva novela de intriga, un “thriller” en clave de sátira sobre los concursos de televisión. De paso, he recuperado a algunos personajes de una novela anterior: “El fotógrafo que hacía belenes”. Espero tenerla terminada antes de que acabe el año. Después tengo un proyecto en conjunto con Antonio García Muñoz, el cofundador de El Problema de Yorick, pero es un poco pronto para hablar de eso.

¿Qué novela de las que hay escritas te hubiese gustado escribir y por qué?

R: Como escritor que soy, todos los libros que me apasionan me producen una intensa sensación de envidia, a la vez que una frustración lacerante al pensar que nunca seré capaz de escribir algo tan bueno. Por mi estilo, mi sentido del humor y mi mundo literario, me habría gustado escribir “La conjura de los necios”, de John Kennedy Toole. Sin embargo, Toole no llegó a ver publicado su novela en vida. La frustración lo llevó al suicidio y el libro se publicó más de diez años después de su muerte, por insistencia de su madre. Casi de inmediato, se convirtió en un clásico americano. Así de injusto es el mundo literario.

¿Cómo escritor, cómo ves el panorama literario español?

R: Lo veo mal, difícil. Las editoriales cada vez se arriesgan menos con los nuevos autores y apuestan por libros ajenos a la literatura (¿acaso hacen falta tantos libros de cocina o de autoayuda?). Se va sobre seguro. Se publican muchas obras traducidas que ya han tenido éxito en otros países. O, lo que es peor, libros cuyos autores son rostros célebres de la televisión, ya sea en los telediarios o en los programas de telebasura (el caso de Belén Esteban y su biografía es paradigmático, pero cada vez vemos más novelas firmadas por famosos y famosillos). Todo esto crea un entorno muy hostil para los autores emergentes, que en muchos casos se tienen que conformar con publicar en Amazon, lo que no me parece una buena salida en absoluto. En general, prima lo superficial y lo facilón. Y la falta de calidad es la tónica general. Siempre ha habido literatura de consumo, pero hoy ese tipo de libros barre con todo. ¿Cuándo se ha publicado tanta novela romántica, por ejemplo? Géneros aparte, la calidad de esos libros suele ser execrable. Para más inri, cada libro que tiene éxito genera un aluvión de imitaciones. Todo eso satura el mercado editorial de basura y apenas deja sitio para la calidad y la innovación. La excepción serían las editoriales independientes, como por ejemplo Impedimenta, Salto de Página, Candaya… Pero lo tienen realmente difícil para sobrevivir.


¿Y la situación cultural de Albacete?

R; En Albacete hay muy buenos escritores, sobre todo poetas. Pero cualquiera que quiera hacer una carrera literaria seria, tiene que mirar hacia afuera. A pesar de la facilidad de las comunicaciones y las nuevas tecnologías, vivir en Albacete sigue siendo una desventaja, pues el mundo literario es muy pequeño, y las relaciones personales juegan un papel muy importante. Sin embargo, lo que perdemos por nuestro relativo aislamiento, lo ganamos en tiempo y calidad de vida, por lo que creo que Albacete es una ciudad que te da mucho más de lo que te quita. En cuanto al apoyo de las instituciones a los creadores de la ciudad, me parece escaso o nulo, aunque a estas alturas tampoco esperamos mucho. Un caso muy evidente es la “Primavera cervantina” que ha programado recientemente el ayuntamiento. Varios autores de Albacete hemos escrito y publicado obras relacionadas de una manera muy estrecha con Cervantes (en mi caso, dos novelas). Pues bien, no se contó con nosotros en ninguno de los actos que se organizaron. Lamentable.

Y para terminar esta primera fase: una recomendación a los lectores, que seguro leerán esta entrevista.

R: De momento, la novela que más he disfrutado este verano es “El libro de los Baltimore”, de Jöel Dicker. Bien construida, entretenida, absorbente. En fin, creo que reúne todos los componentes que le pedimos a un libro cuando lo que buscamos es simplemente diversión.


En esta segunda parte de la entrevista, me gustaría tocar el plano personal, para que te conozcan un poco más tus lectores.

¿Cuándo y dónde escribes?

R: Mi momento favorito, cuando las ideas acuden con más facilidad y los dedos parecen volar sobre el teclado, son las mañanas. Por las tardes todo se vuelve más lento, más lánguido. Me refiero al verano, claro. Durante el curso académico, cuando estoy trabajando, tengo que conformarme con las tardes, con los huecos que me deja el trabajo de corrección y de preparación de clases. Nunca escribo de noche.

¿Tienes manías a la hora de escribir, como algunos escritores?

R: Si pedirle a la familia que te dejen tranquilo y que procuren interrumpir lo menos posible es una manía, esa sería la única que tengo.

¿Existe el folio en blanco?

R: Creo que lo del pánico ante el folio en blanco y el bloqueo del escritor son mitos. Un escritor con experiencia y oficio, se sienta y escribe. Sin más. No es posible mantener un nivel de calidad homogéneo, pero nunca me he sentido bloqueado. Si en algún momento no tengo nada que decir, no escribir es siempre una opción, y más cuando hay tantísimas cosas buenas pendientes de leer. Conviene despejar mitos sobre este trabajo. En el fondo no es más que una técnica, una artesanía. Una vez di una charla en Ossa de Montiel, donde se hace mucho encaje de bolillos. Una señora me dijo que le parecía dificilísimo crear una historia y contarla de un modo interesante. Yo le pregunté si hacía encaje de bolillos y ella respondió que sí, que lo hacía desde niña. Le dije que eso me parecía mucho más difícil que escribir.

¿Qué le pedirías a una editorial?

R; Que respondan cuando contactas con ellos, que respeten tus decisiones en el aspecto creativo y que te liquiden los derechos de autor con puntualidad y honradez.

¿Prefieres ser publicado o autopublicado?

R: Publicado, por supuesto. He recurrido también a la autopublicación más o menos encubierta, pero suele ser un callejón sin salida. Sin una infraestructura empresarial detrás, una distribución y cierto grado de promoción, es muy difícil que un libro se conozca.

Eres un escritor de diversos géneros, fantasía, terror, suspense, infantil y juvenil.  ¿Te has planteado escribir sobre otro género?

R: Sí. Tengo en mente escribir una novela de género erótico. Me parece todo un desafío.

¿A tu juicio, qué debe tener un libro para que enganche al lector?

R: No es posible generalizar en este asunto, porque cada lector tiene sus gustos, que dependen de su sensibilidad, de su formación, de su experiencia como lector y de muchos otros factores. Yo procuro, ante todo, que lo que escribo me satisfaga a mí. El lector que tengo en mente a la hora de escribir comparte mis gustos y mi nivel de exigencia. De hecho, el lector que tengo en mente a la hora de escribir soy yo mismo.

¿Cuáles son en tu opinión, los tres libros que no deben faltar en una biblioteca?

R: Un buen diccionario, la edición de los cuentos completos de Borges y (puesto que me das a elegir) una de mis novelas. Por ejemplo, “Los fantasmas de Edimburgo”.

Pues hasta aquí la entrevista que hemos mantenido con el escritor Eloy M. Cebrián. Muchas gracias por habernos dedicado estos minutos y esperamos que sirvan para tus lectores te conozcan mejor. Muchos éxitos con tus obras.



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